Cómo los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital
El reconocido cognitivista Howard Gardner y la investigadora sobre el papel de las nuevas tecnologías en la vida académica y moral de los adolescentes, Katie Davis, presentan el producto de un estudio comparativo entre los nativos digitales y los jóvenes de la era predigital. Este proyecto comenzó con una apacible conversación transgeneracional entre los autores y la hermana de Katie –mucho más joven que los investigadores-, sobre las distintas maneras de relacionarse con las tecnologías de la época. Para la obtención de los resultados, los autores, realizaron entrevistas semiestructuradas a maestros con un promedio de 23 años de experiencia educativa, sobre el compromiso, desempeño académico, relaciones entre iguales y actividades e intereses extraescolares de sus estudiantes a través del tiempo; arrojando como temas dominantes la identidad, la intimidad e imaginación de los mismos. Posteriormente, los autores establecieron grupos de trabajo entre profesionales con experiencia con personas jóvenes de entre 12 y 22 años de edad. En ninguno de estos casos se presentó como tema de conversación los medios digitales, hasta que los participantes hacían referencias explicitas a ellos. Para determinar el papel que juega la tecnología en la vida de los adolescentes en las áreas cruciales ya mencionadas –identidad, intimidad e imaginación-, se realizó un análisis de las producciones escritas de los adolescentes, tomando como muestras los trabajos publicados en revistas institucionales, desde la década de los 90 y la primera década del 2000. Las producciones comprendieron relatos cortos, obras de arte visual y cuentos escritos por alumnos de 11 y 14 años. Además, se realizaron entrevistas cualitativas en profundidad con jóvenes de entre 10 y 25 años sobre sus experiencias con medios digitales y como habían respondido ante situaciones complicadas en línea; se estudiaron jóvenes con blogs entre los 11 y 18 años de edad; y finalmente, se aplicó un estudio de método mixto en institutos de secundaria a alumnos de entre 11 y 19 años.
La Generación APP. Cómo los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital, se estructura en siete capítulos, que inician con la introducción, donde se guía al lector en las motivaciones que orientaron el estudio, para luego mencionar algunas consideraciones sobre la cultura y la tecnología. Posteriormente, se muestran los resultados obtenidos en cuanto a la identidad personal de los adolescentes en la era de las aplicaciones, las aplicaciones y la intimidad, y los actos de imaginación en la juventud actual. Los autores concluyen con un apartado titulado: Más allá de la Generación App. Vale destacar que generación, es definida por los autores como un significado cuyas implicaciones pueden abarcar tanto la duración de la generación como el modo en que se ve afectada su conciencia. La aparición de la tecnología digital en general (y de las aplicaciones en particular) ha dado lugar a una generación única: forjada por la tecnología, con una conciencia fundamentalmente distinta a la de sus predecesores y, solo quizá, predecesora de una serie de generaciones aún más cortas y definidas por la tecnología (p. 20)
En las que los jóvenes le dan relevancia a Internet, redes sociales, dispositivos manuales y Smartphone. Aunque bien podría considerarse una generación digital o web, Gardner y Davis, plantean la generación App, porque van más allá de los medios de comunicación para sumergirse en la psicología de los usuarios. La identidad personal de los jóvenes en la era de las aplicaciones, puede resultar prefabricada, en el sentido de querer mostrar una imagen pulida y deseable de la persona en cuestión ya que, existe una preocupación por lo que puedan pensar los demás, de allí se esmeran en presentar una identidad socialmente deseable -sin embargo, existen casos en que ocurre una correspondencia entre las vidas virtuales de los jóvenes y sus vidas fuera de la web-. Este planteamiento conduce a percibir a esta generación como individualista y egocéntrica, pues requieren de la validación constante y el apoyo de refuerzos externos para aumentar su seguridad. Por otro lado, la juventud actual tiende a ser menos autónoma debido al frecuente contacto con sus padres, por vía telefónica especialmente. Respecto a las aplicaciones y la intimidad, pese a la existencia de la mayor accesibilidad e interconexión entre los usuarios, la calidad de las relaciones interpersonales entre los jóvenes resulta poco significativa. Lo que indica que, a pesar del tiempo empleado con los dispositivos digitales, se tiene un menor éxito social. De hecho, resulta más sencillo comunicar situaciones bochornosas o descalificativas por medio de las redes sociales, que cara a cara. Lo que se resume en relaciones superficiales, rápidas y menos arriesgadas. Por último, sobre los actos y aplicaciones de imaginación en la juventud actual, los investigadores hallaron que los medios digitales abren a los jóvenes nuevas vías de expresión creativa, las cuales se observan en el aumento de la imaginación y la comodidad de la muestra de estudio. El arte juvenil se hace cada vez menos convencional, mientras que la escritura no ha evidenciado cambios sustanciales durante el periodo de veinte años cubierto por la investigación. También se encontró que estos jóvenes presentan más dificultades de generación de ideas propias, lo que implica que están menos dispuestos a asumir riesgos en su producción creativa. De modo que existe un estado de dependencia a las aplicaciones y al trabajo sobre las ideas ya creadas. La generación App. Cómo los jóvenes gestionan su identidad, su privacidad y su imaginación en el mundo digital, en síntesis, pudiera resultar de gran interés para psicólogos, sociólogos y profesores de educación media, a fin de observar el comportamiento y las características psicológicas de esta nueva generación.
Capítulo 5: LAS APLICACIONES Y LA INTIMIDAD
“¿De qué manera ha afectado la conectividad sin precedentes que ofrecen las nuevas tecnologías de la comunicación a nuestros vínculos profundos y a largo plazo con otras personas? Nuestra investigación sugiere que el valor de esta conectividad es indudable: facilita que amigos y familiares mantengan el contacto a pesar de la distancia geográfica, permite que jóvenes con intereses similares se encuentren y se relacionen, y consigue que a algunos jóvenes les resulte más fácil comunicar lo que sienten.1 Sin embargo, es muy posible que la comunicación mediada por la tecnología tenga un lado oscuro, tal y como veremos cuando reflexionemos sobre las consecuencias negativas de mantener relaciones sin contacto físico, constantes y simultáneas, y únicamente con quienes refuerzan nuestra propia visión del mundo. En última instancia, concluimos que la calidad de nuestras relaciones en la era de las aplicaciones dependerá de si las utilizamos para evitar la incomodidad inherente a las relaciones interpersonales o como puntos de entrada, en ocasiones arriesgados, desde donde empezar a forjar interacciones prolongadas y significativas.” (p. 56)
HABLAR CON LA TECNOLOGÍA
“Es posible que los cambios más notables sean la constancia y la inmediatez de la comunicación mediada por la tecnología móvil.” (p. 56) “La mentalidad de las aplicaciones sustenta la creencia de que las personas, al igual que la información, los productos y los servicios, están siempre disponibles. Los académicos del campo de la telefonía móvil han bautizado a esta planificación de última hora como "microcoordinación", no sin observar, además, que puede transformarse en "hipercoordinación" cuando los adolescentes empiezan a sentirse aislados de sus círculos sociales cuando no tienen acceso a sus dispositivos móviles durante un tiempo 3 .” (p. 57)
“La accesibilidad no es el único aspecto novedoso y digno de mención asociado a las tecnologías de la comunicación actuales. Las redes sociales han transformado muchas interacciones sociales en algo mucho más público de lo que hubieran sido en la era predigital.” (p. 58) “En la actualidad, las interacciones sociales parecen compartir varias características con las aplicaciones. De hecho estas existen para maximizar la comodidad, la velocidad y la eficiencia. Cuando queremos algo, lo tenemos ahí, para nuestro uso inmediato. Cuando hemos acabado, cerramos la aplicación (aunque debemos acordarnos de desactivar las notificaciones, para que no nos avisen de que hay contenidos nuevos cuando no lo deseamos). Si nos cansamos de una aplicación, la eliminamos. Las aplicaciones se encuentran bajo nuestro control (aunque nuestra creciente dependencia de las mismas plantea el riesgo de que podamos acabar controlados por ellas); están disponibles a cualquier hora, y, aparentemente, no entrañan riesgo alguno. Podríamos decir algo muy parecido del modo en que la juventud actual se comunica a través de las tecnologías de la comunicación digital. (p. 59)
¿DIFERENTE? SIN DUDA; ¿MEJOR? ESO NO ESTÁ TAN CLARO
“Resulta evidente que las interacciones sociales de los jóvenes son muy distintas ahora de como eran hace veinte años. Lo que ya no resulta tan evidente es si este cambio en la forma de relacionarse ha modificado también la calidad de las relaciones que se establecen. ¿Las redes sociales de la juventud actual son más grandes o más pequeñas, más profundas o más superficiales que las de la juventud predigital? ¿Las relaciones interpersonales son más o menos auténticas, ofrecen más o menos apoyo, son más o menos satisfactorias?” ( p. 58)
SIEMPRE CONECTADOS, PERO NO SIEMPRE EN CONEXIÓN
“La relación entre el aislamiento social y los medios de comunicación social no es evidente. De hecho, parece ilógica. ¿Cómo es posible que una tecnología diseñada para conectar a las personas haga que se sientan menos conectadas.(...)” (P. 60)
“Sherry Turkle ofrece otra explicación. Aunque las aplicaciones nos permiten llevar a cabo multitud de operaciones, es muy posible que no sean adecuadas como soporte de la conexión profunda que sustenta y alimenta las relaciones personales. Por necesidad, los mensajes de 140 caracteres (el máximo en Twitter) deben carecer de lo básico (muchas aplicaciones racionalizan sus contenidos en aras de la eficiencia y la velocidad). Ciertamente, podemos redactar mensajes breves llenos de ironía y de matices insinuados (ese es precisamente el eterno atractivo del haiku), pero así es prácticamente imposible comunicar emociones complejas o responder a las de nuestro interlocutor.” (p. 61)
“Una de las cualidades fundamentales de las relaciones profundas es el grado de vulnerabilidad que se exige a quienes participan en ellas. Comunicar directamente a otra persona lo que uno siente o piensa es incómodo. Sin embargo, asumir ese riesgo emocional es, precisamente, lo que nos acerca a los demás. Compartimos la preocupación que sienten tanto académicos como ciudadanos corrientes por el hecho de que la comunicación a través de una pantalla elimine, en gran medida, la necesidad de asumir riesgos emocionales en nuestras relaciones. Al fin y al cabo, es mucho más fácil pensar en lo que queremos decir, decirlo desde la distancia y, por lo tanto, evitar el malestar que pudiéramos sentir al tener que enfrentarnos a la reacción sin filtrar y en ocasiones inesperada del otro. (Por cierto, las aplicaciones constituyen el filtro definitivo, lo que quizá no sea en absoluto casual.)” (p. 61/62)
“Es posible que exista otro mecanismo por el que las nuevas tecnologías de la comunicación eliminan la vulnerabilidad de nuestras relaciones interpersonales y nos alejan cada vez más. (...) Al envolver de sarcasmo su conducta y sus interacciones, los jóvenes se distancian tanto de su propia conducta como de los demás. Según Wampole, Internet apoya (e incluso fomenta) este giro irónico. (...) Los jóvenes lo convierten todo en un chiste, por lo que no presentan ninguna faceta vulnerable y evitan asumir el menor riesgo. Sin embargo, la vulnerabilidad es indispensable si queremos conectar con los demás de manera honesta y significativa.” (p. 62)
“Los jóvenes lo convierten todo en un chiste, por lo que no presentan ninguna faceta vulnerable y evitan asumir el menor riesgo. Sin embargo, la vulnerabilidad es indispensable si queremos conectar con los demás de manera honesta y significativa.” (p. 63)
“Al parecer, los jóvenes autores actuales son conscientes del potencial de interrupción que tienen las nuevas tecnologías de comunicación que han invadido sus vidas.” (p. 63)
DEL AISLAMIENTO A LA INTIMIDAD
“La investigación indica que, en general, los jóvenes no se valen de las comunicaciones en línea para sustituir la comunicación cara a cara, sino más bien para ampliarla. Por lo tanto, los medios digitales estarían asociados a un efecto estimulante, por el que el aumento de las oportunidades para comunicarse con los amigos se traduce en una mayor sensación de intimidad.” (p. 64)
“Nuestra propia investigación sobre la experiencia de estudiantes de secundaria y la percepción que tienen de la comunicación en línea con sus iguales detectó beneficios similares.25 Concluimos que las comunicaciones en línea pueden reforzar la sensación de pertenencia a un grupo y facilitar la apertura emocional, dos mecanismos importantes que permiten forjar vínculos fuertes durante la adolescencia. Los medios digitales pueden ser especialmente beneficiosos para jóvenes que se enfrentan al ostracismo en su vida real, porque pueden ayudarlos a encontrar o a forjar la sensación de pertenencia a una comunidad en línea acogedora.26
Por otro lado, aunque la sensación de pertenencia es preferible a la de aislamiento, no equivale necesariamente a consecuencias positivas (es posible pertenecer a «grupos de odio», como ha sucedido con los autores de algunas matanzas indiscriminadas). La relación tampoco es necesariamente íntima, sino que quizá podría describirse como una relación transaccional, más que afectuosa o, mucho menos, transformacional.” (p. 64)
“En última instancia, que los medios digitales promuevan el aislamiento o la conexión de los jóvenes dependerá de su propia orientación hacia estos medios: ¿tienen una actitud capacitadora o dependiente? y ¿utilizan las aplicaciones para intensificar las relaciones cara a cara o para sustituirlas?” (p. 64)
A LA EMPATÍA LE GUSTA (Y NECESITA) LA COMPAÑÍA
“El aislamiento es un problema que se sufre a escala individual, pero que puede tener importantes repercusiones sociales, porque deteriora la empatía y diluye las actitudes prosociales.” (p. 65)
“El descenso de la empatía y el aumento de los delitos «de odio» parecen contradecir la afirmación que hacíamos en el capítulo anterior acerca de la mayor tolerancia a la diversidad que presenta la juventud actual. En cuanto a los delitos de odio, es importante subrayar que la mayoría de los jóvenes no incurre en este tipo de actos. El aumento de tales delitos implica a una proporción relativamente reducida de personas que quizá se han visto desproporcionadamente afectadas por el descenso generalizado de los grados de empatía. En cuanto a la aparente contradicción entre la mayor aceptación de la diferencia y el descenso de la empatía, vale la pena señalar que aceptar la diferencia en los demás no es lo mismo que ponerse en su lugar. Por otro lado, recordemos que una de las participantes en nuestros grupos de trabajo señaló que había observado cierta superficialidad en la relación de los jóvenes con personas, costumbres y culturas distintas a las propias. En otras palabras, la aceptación no parece venir acompañada de una mayor comprensión. Tampoco es habitual que, si pueden elegir, los jóvenes pasen voluntariamente algo de su tiempo con personas de grupos étnicos o raciales distintos al suyo. La separación entre grupos parece gozar de muy buena salud en muchos institutos y facultades.” (p. 65)
El efecto embrutecedor de los medios digitales (y predigitales)
“En el estudio de Míchigan, la mayor caída en la puntuación de empatía obtenida por los estudiantes se dio después del año 2000. Resulta difícil no enmarcar la tendencia en la explosión de redes sociales que tuvo lugar durante ese mismo periodo. ¿Acaso ver el mundo a través de aplicaciones puede llegar a mermar nuestra capacidad de ver el mundo a través de los ojos de otro?” (p. 66)
“Para explorar esta cuestión vamos a tomar como punto de partida una encuesta efectuada por Associated Press-MTV en 2011 y que sugiere que el discurso digital puede tener un efecto embrutecedor sobre el modo en que se relacionan las personas.29 En dicha encuesta, el 71 % de los participantes de entre 14 y 24 años dijo que el uso de lenguaje racista y sexista es mucho más probable cuando se está en línea que en una conversación cara a cara.” (p. 66)
“Aunque este tipo de ciberacoso es algo más común entre chicas, los chicos tampoco se libran de los efectos embrutecedores de los medios digitales. El acoso sexual es muy habitual en determinadas comunidades de juego virtual, donde las mujeres son tratadas con calificativos despreciativos, reciben ofertas de dinero virtual a cambio de sexo en línea y, por supuesto, son acosadas, tanto cuando están en línea como cuando no. En un ejemplo atroz, un jugador respondió a los esfuerzos de una mujer por combatir el acoso sexual en los juegos en línea creando su propio juego, en el que los jugadores agreden a la imagen virtual de la mujer y añaden hematoma tras hematoma hasta que toda la pantalla se vuelve roja 4 .” (p. 67)
“Los académicos han sugerido que existe una clara relación entre el consumo juvenil de pornografía en Internet y la aparición de la cultura de «rollos esporádicos» que ha surgido durante los últimos quince años entre los estudiantes de instituto y de universidad 5 . Una de las educadoras entrevistadas nos dijo que los adolescentes con quienes trabaja ahora consideran que el sexo oral es «menos íntimo que besar». En un estudio, los investigadores descubrieron que los estudiantes universitarios son reticentes al compromiso y prefieren entrar en un ciclo de relaciones casuales basadas en el sexo en lugar de en el romance 6 . (Las aplicaciones de citas han facilitado mucho este proceso.) Los autores del estudio sugieren que no es que a los jóvenes de hoy no les interese el romance: sí que les interesa. Sin embargo, el miedo a quedar vulnerables ante el otro es superior al deseo de conexión emocional. Consideran que una serie de «rollos» aislados son mucho más seguros que el apego emocional sostenido hacia otra persona. En la misma línea, y si recuperamos el concepto de «generación del “me da igual” », un terapeuta observó: «El objetivo es no sentir nada [...]. En un mundo sobrestimulado, parece que disociarse y no sentir nada es “guay”. Es como si ese fuera el objetivo de la relación sexual: poder alejarse y decir: “No ha sido para tanto. Me siento fuerte”». A Howard le divirtió (o quizá le desconcertó) saber que muchos jóvenes empiezan enrollándose y luego consultan el perfil de Facebook relevante para decidir si quieren volver a ver a su pareja sexual «a la luz del día». (p. 67)
"Para explicar sus hallazgos, los autores del estudio sugieren que el teléfono móvil intensifica la sensación de estar conectado socialmente, por lo que la necesidad de buscar relaciones sociales en otros lugares se reduce. Las implicaciones de esta influencia son muy profundas. Piense en las personas con quienes se comunica más por teléfono móvil: lo más probable es que la lista esté copada por familiares y amigos. Es muy posible que el uso del teléfono móvil reduzca nuestra inclinación a buscar conexiones sociales más allá de nuestro círculo íntimo. (p. 68)
RECAPITULANDO
“La combinación de las dos facetas que hemos estudiado hasta ahora nos proporciona una imagen de la conciencia prevalente entre los miembros de la Generación App. Si hablamos de identidad, cabe destacar que muchos miembros de esta generación se sienten presionados a seguir un camino valorado por la sociedad (dependiente del otro) y que les promete la vida y la carrera profesional que se merecen app dependiente). Si hablamos de intimidad, entonces se trata de que estos jóvenes usan con facilidad y habilidad sistemas de conexión que están disponibles al instante, pero que llevan asociada la renuncia a buscar relaciones más arriesgadas, aunque potencialmente más significativas, con los demás. Solo los jóvenes capaces de resistirse a la trampa narcisista y al atractivo de las aplicaciones del momento tienen probabilidades de desarrollar tanto una identidad significativa como relaciones íntimas con los demás. Ahora que hemos explorado la identidad de los jóvenes y cómo se relacionan con los demás, pasaremos a ocuparnos de los mundos imaginarios que crean y de cómo pueden estos estar modelados por las herramientas digitales disponibles.” (p. 69).
En este video reflexionamos acerca de los millennials y las redes sociales, las aplicaciones y el internet, desde el libro "Generación App" del psicólogo Howard Gardner.
Segunda parte de la reflexión acerca de las redes sociales y el internet, lo mllennials, desde el libro "Generación App" de Howard Gardner.
Howard Gardner es un psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en el análisis de las capacidades cognitivas y por haber formulado la teoría de las inteligencias múltiples. Wikipedia
Nacimiento: 11 de julio de 1943 (edad 79 años), Scranton, Pensilvania, Estados Unidos
Educación: Universidad Harvard (1966–1971), Harvard College (1961–1965), Wyoming Seminary College Preparatory School
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.